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domingo, 1 de enero de 2012

La Maternidad Divina de la Santísima Virgen María

La Maternidad Divina se refiere a que la Virgen María es verdaderamente Madre de Dios, fue proclamado dogmáticamente en el Concilio de Éfeso, en el año 431. Siendo éste el primer dogma Mariano.

El primero de enero la Iglesia celebra la Maternidad Divina de la Santísima Virgen María. Ésta es la más importante de todas las fiestas marianas porque todos los otros privilegios de Nuestra Señora dependen de este.

Quizás podríamos preguntarnos: ¿Cómo es esto, quiere decir que María engendró a Dios? ¿Cómo se explica, si Dios ya existía antes de que ella naciera? ¿Ella siendo creatura engendró al creador? Todas éstas son interrogantes que la lógica humana no sabe explicar, pero para Dios todo es posible.

No se debe confundir entre el tiempo y la eternidad. Nuestra Señora no engendró al Hijo (segunda persona de la Trinidad) desde toda la eternidad. Cuando Ella dio a luz a Nuestro Señor Jesucristo, lo dio a luz en el tiempo a quien desde toda la eternidad era Dios. Sin embargo así como toda madre humana, no es solamente madre del cuerpo humano sino de la persona, así María dio a luz a una persona, Jesucristo, quien es Dios y hombre al mismo tiempo. Por tanto ella es Madre de Dios.

En los tres primeros siglos del cristianismo todos los fieles creían en esto sin dudar, pero entre el siglo cuarto y quinto surge un obispo con ideas heréticas, entre ellas, levanta el problema de haber en Nuestro Señor dos personas, una humana y otra Divina, con esto afirmara también que Nuestra Señora sería solo Madre de la persona humana y no de la Divina. Por lo tanto, María no es la Madre de Dios pues es solamente la Madre de Jesús hombre y decía también que Jesús nació de María solo como hombre y más tarde "asumió" la divinidad, y por eso decimos que Jesús es Dios. Estos errores, al negar que María es Madre de Dios, niegan también que Jesús fuera una persona Divina.

Este personaje llamado Nestorio quería soberbiamente a toda costa afirmar que esto era así, de este modo hizo una verdadera campaña para arrebañar gente de todos lados, pero la piedad popular no permitió y se levantó contra todas sus herejías.

Fue necesario convocar un Concilio donde se reunieron obispos del mundo en Éfeso (la ciudad donde la Santísima Virgen pasó sus últimos años) e iluminados por el Espíritu Santo declararon: "La Virgen María sí es Madre de Dios porque su Hijo, Cristo, es Dios". Y acompañados por todo el gentío de la ciudad que los rodeaba portando antorchas encendidas, hicieron una gran procesión cantando: "Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén".

El 22 de junio 431,  siendo el  primer día de reuniones del Concilio de Éfeso se leyó la carta doctrinal escrita por San Cirilo de Alejandría, dirigida a Nestorio, que aprobada unánimemente definió a la Theotókos. La parte principal de la declaración fue dada en estos términos:

 “No decimos que la naturaleza del Verbo, transformada se hizo carne; ni tampoco que se transmutó en el hombre entero, compuesto de alma y cuerpo; afirmamos, más bien, que el Verbo, habiendo unido consigo, según hipóstasis o persona, la carne animada del alma racional, se hizo hombre de modo inefable e incomprensible y fue llamado Hijo del hombre, no por sola voluntad o por la sola asunción de persona. Y aunque las naturalezas sean diversas, juntándose en verdadera unión, hicieron un sólo Cristo e hijo, no porque la diferencia de naturalezas fuese suprimida por la unión, sino porque la divinidad y humanidad, por misteriosa e inefable unión en una sola persona, constituyeron un solo Jesucristo e Hijo. Porque no nació primeramente un hombre cualquiera de la Virgen María, sobre el cual descendiera después el Verbo, sino que, unido a la carne en el mismo seno materno, se dice engendrado según la carne, en cuanto que vindicó para sí como propia la generación de su carne... Por eso (los santos Padres) no dudaron en llamar Madre de Dios a la Santísima Virgen”. (Theotókos D III a)

El Papa Pío XI, en 1931, al conmemorarse el XV Centenario del Concilio de Éfeso instituyó en su honor la fiesta de María, Madre de Dios y determinó que su celebración sea el 11 de octubre. Posteriormente esta fiesta volvió a celebrarse en su fecha de origen: el 1ro de enero, bajo el nombre de Santa María Madre de Dios. Siglos atrás se celebraba esta fiesta en la antigua liturgia Romana.

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