Quito, 7 de agosto de 2013 (Heraldos Info).- Les trasmitimos
un breve relato de una misión realizada en Ruanda por dos religiosos canadienses.
Quien nos comenta la interesante historia es el Hermano François Boulay.
Dos
semanas de misión en el corazón de África
Cuando, de
regreso a Canadá, el avión despegaba en el aeropuerto de Kigali, el corazón de
los misioneros latía ya con añoranzas de las manifestaciones de fe allí
presenciadas.
País
montañoso con un clima templado, a pesar de estar situado en pleno corazón de
África, Ruanda se hizo tristemente famosa a mediados de los años 90, debido a
las masacres que llevaron a la muerte a casi un millón de habitantes. La
población de esa antigua colonia belga, en su mayoría católica, aún sufre las
secuelas de ese conflicto armado, aunque trata de superar las dificultades del
día a día con admirable espíritu de fe, ánimo y gallardía.
Durante siete
años, Emmanuel Batagata, cooperador de los Heraldos del Evangelio, ha estado
haciendo en diversas ciudades de ese país de once millones de habitantes un
intenso trabajo de divulgación del Apostolado del Oratorio. Y como, gracias a
la Santísima Virgen, los frutos han sido abundantes, insistía frecuentemente en
la necesidad de una visita de los misioneros heraldos para consolidar y
estimular la devoción de los numerosos grupos del Oratorio que allí se han formado.
Es lo que
ocurrió el 26 de junio, cuando el que escribe estas líneas y otro heraldo
canadiense, el Hno. Joseph Bassi, emprendieron un largo viaje hasta Kigali,
junto con una valiosa compañía: la imagen peregrina de Nuestra Señora de
Fátima. El mismo día de nuestra llegada comenzamos las actividades y llevamos a
la celestial visitante al seminario menor San Vicente de Paúl, en el que 270
jóvenes se preparan para el ministerio sacerdotal.
Seguida siempre por un gran número de
devotos
A
continuación nos fuimos hacia Rango, al sur del país, donde la imagen peregrina
fue fervorosamente acogida en el Colegio Salesiano y en otros centros escolares
de los alrededores. Seguida siempre por un gran número de devotos, la Virgen visitó
las casas de los participantes del Apostolado del Oratorio.
Las Misas
diarias del párroco de Rango, el P. Gaspar Nteziryayo, SDB, suelen ser muy concurridas,
especialmente por niños y jóvenes. Después de la Misa celebrada el día de la
misión, rodearon a los Heraldos del Evangelio para pedirles medallas y estampas
y hacerles miles de preguntas sobre el carisma de esa institución eclesial.
Escenas idénticas
se repitieron en la ciudad de Mubumbano, donde la imagen peregrina fue llevada
a la parroquia de Nyumba. Estuvo igualmente en numerosos hogares, acompañada en
el recorrido por buena parte de la población, que desbordaba su alegría
cantando sin parar durante horas. Más de cincuenta jóvenes de esa localidad
manifestaron su deseo de ser admitidos en los Heraldos del Evangelio.
Conmemorando el séptimo aniversario
del Oratorio en el país
En la fiesta
de los Apóstoles San Pedro y San Pablo, el 29 de junio, se cumplían siete años
del Apostolado del Oratorio en Ruanda. La fecha fue conmemorada con una solemne
Eucaristía en la iglesia principal de Rango. Varios parroquianos no dudaron en
recorrer a pie una distancia de 20 kilómetros para participar en la fiesta. La
animación del acto litúrgico estuvo a cargo de un coro de 60 jóvenes que
reciben mensualmente en su casa el Oratorio del Inmaculado Corazón de María,
algunos de los cuales necesitan recorrer un largo camino para poder asistir a los
ensayos rutinarios.
En esa
ocasión también se realizó la ceremonia de entrega del Oratorio a los
coordinadores de los grupos recién creados, junto con la capa color naranja que
los distingue.
— ¿Qué
necesito hacer para ser un Heraldo del Evangelio? —preguntaban centenares de
chicos y chicas al ver a los misioneros revestidos de su hábito.
Misión
en Muhondo, Tumba, Vumbi, Sahera y Kibeho
Tras un largo
viaje a Muhondo, localizada al norte de la capital, llegamos a Tumba la mañana
del 2 de julio, acompañados por Emmanuel Batagata y el coro de los
participantes del Oratorio. La misión comenzó con una Celebración Eucarística, al
final de la cual se reunió alrededor de los misioneros una multitud de jóvenes
y adultos, deseosos de conocer más detalles sobre el trabajo que realizan.
Entre ellos se destacó una religiosa que, emocionada, les sugirió que volvieran
más veces a Ruanda para evangelizar sobre todo a la juventud. Como en otras
localidades, también visitaron a varias familias y tuvieron la oportunidad de
incentivar a gran número de jóvenes a dar testimonio de su fe mediante el
ejercicio de alguna actividad apostólica.
La tarde de
ese día estuvo dedicada a una misión en Vumbi. En esta población rural de
difícil acceso, los misioneros se conmovieron al observar la piedad
verdaderamente impresionante de los fieles que llenaban la pequeña iglesia.
Muchos de ellos suelen recorrer a pie cerca de 10 kilómetros para participar en
la Santa Misa.
En la
localidad de Sahera —próxima a Rango, una de las comarcas más pobres y sufridas
del país— se formó una auténtica procesión, con cantos y bailes en torno a la
Virgen Santísima que fue festivamente llevada a muchos hogares de los
alrededores.
El primer sábado
del mes, el 6 de julio, nuestras actividades se dirigieron hacia el Santuario
de Nyina wa Jambo (Madre del Verbo), en la ciudad de Kibeho, a 30
kilómetros de Rango, para realizar una ceremonia en honor de la Virgen Madre de
Dios en ese lugar donde Ella se dignó manifestar su afecto por el pueblo ruandés
por medio de diversas apariciones, entre 1981 y 1983. Los infatigables jóvenes
del coro formado por Emmanuel Batagata hicieron a pie el trayecto de ida al
santuario, embellecieron la ceremonia y regresaron a sus casas de la misma
manera.
Despedida
en Rango y Kigali
Con ocasión
de la Misa dominical en Rango, el 8 de julio, los fieles se esmeraron en hacer
una ceremonia festiva, con bailes y entrega de regalos a los misioneros heraldos.
Tras la celebración, aún nos fue posible aprovechar algunos momentos para
visitar la casa de los Misioneros de la Paz de Cristo Rey, que cuidan a niños
deficientes. Enseguida salimos hacia Kigali, donde permanecimos una noche antes
de regresar a Canadá.
Cuando,
después de casi dos semanas de intensas actividades, se cerraba la puerta del
avión y se oía el rugido de los motores, empezaban a desfilar por nuestras
mentes los recuerdos de esos bendecidos días de misión. Y en el momento del
despegue nuestros corazones latían ya con añoranzas de las manifestaciones de fe
presenciadas en ese país tan sufrido y al mismo tiempo tan lleno de vida.
I am very happy for this publication about the visit of Heralds of Gospel in Rwanda.This event was very well appreciated and remain in our hearts.Emmanuel BATAGATA_RWANDA
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