Se trata de un viaje “particularmente significativo en su continente y esto le otorga, naturalmente, un tono especial por cuanto respecta a las expectativas y a la participación” aseveró el Padre Lombardi.
“Cómo sabemos - ha proseguido- la decisión de efectuar su primer viaje a América Latina no fue suya; pero su predecesor, Benedicto XVI había confirmado que la Jornada Mundial de la Juventud se celebraría en Río de Janeiro y que “el Papa” estaría presente, como en todas las Jornadas, aunque el Papa no habría sido él. De este modo, el Papa Francisco retoma el legado de Benedicto XVI, haciendo este viaje. Sucedió algo parecido durante el anterior cambio de pontificado: el primer viaje de Benedicto XVI, siempre para la Jornada Mundial de Juventud, fue también a su tierra, Alemania, concretamente a Colonia, pero la ciudad la había decidido su antecesor, el beato Juan Pablo II”.
“Por supuesto -ha añadido Lombardi- el Santo Padre fue invitado por los obispos organizadores y promotores de la JMJ", monseñor Orani Tempesta, arzobispo de Río de Janeiro, y el cardenal Damasceno Assis, presidente de la Conferencia Episcopal de Brasil, y naturalmente por la presidenta Dilma Rousseff, que vino al Vaticano "para la inauguración del pontificado y se entrevistó con Francisco al día siguiente invitándolo explícitamente a ir a Brasil. El Papa confirmó inmediatamente, pocos días después de su elección, que habría viajado para la Jornada Mundial de la Juventud, y este hecho ha permitido a la organización acelerar los preparativos”.
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