El consistorio se ha caracterizado por “la oración intensa y la comunión profunda” y se ha vivido “con la conciencia de que es un acontecimiento que afecta a toda la Iglesia llamada a ser signo de esperanza para todos los pueblos”, afirmó El Santo Padre, dirigiéndose a los cardenales y a sus familiares.
Continuó, “tanto en los dicasterios de la Curia romana como en su ministerio en las Iglesias locales, esparcidas por todo el mundo, los cardenales están llamados a compartir, de manera especial, la solicitud del Papa por la Iglesia Universal”.
Invitó también a los cardenales a proseguir “confiados y fuertes la misión espiritual y apostólica, manteniendo fija la mirada en Cristo y reforzando el amor por su Iglesia. Este amor también podemos aprenderlo de los santos que son la realización más completa de la Iglesia: la han amado y, dejándose plasmar por Cristo, han entregado su vida para que todos los hombres sean iluminados por la luz de Cristo que resplandece en el rostro de la Iglesia”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario